El maridaje consiste en la elección del mejor vino para una determinada comida con el fin de realzar el placer al comer. Puede parecer una tarea complicada, pero existen unas normas sencillas, que aunque no es necesario seguirlas al 100%, nos ayudaran en la elección del mejor vino. Las reglas básicas son:
- Los vinos blancos se sirven antes que los tintos.
- Si ambos vinos son del mismo tipo, primero los vinos jovenes y después los viejos.
- Si son vinos de la misma edad, primero se sirven los de inferior calidad.
- Primero vinos secos y depués los dulces.
- Se debe tener en cuenta la meteorilogía y la zona geográfica. Si hace mucho calor será más agradable un blanco o un rosado, que un tinto crianza.
- Las comidas con vinagre, mostaza fuerte o con muchas especias, no suelen armonizar bien con los vinos.
Teniendo en cuanta estas reglas, se puede establecer una relación entre comida y vino de la siguiente manera:
- Aperitivos: Cavas, vinos generosos y blancos secos.
- Sopas cremas y consomés: Blancos suaves.
- Pastas: Rosados, tintos ligeros y blancos.
- Arroces: Tintos ligeros y rosados.
- Huevos: Blancos suaves, rosados y tintos jóvenes.
- Pescados y mariscos: Blancos secos.
- Carnes blancas: Tintos jóvenes y ligeros y rosados.
- Carnes rojas: Tintos con cuerpo.
- Caza: Tintos con cuerpo.
- Asados: Tintos con cuerpo.
- Quesos frescos: Blancos secos, rosados y tintos jóvenes.
- Quesos curados: Tintos con cuerpo y generosos.
- Postres: Blancos suaves, cava y vinos generosos dulces.
Como ya he comentado anteiromente, no son reglas que haya que seguir extrictamente, además hay excepciones, dependiendo de los ingredientes con los que se cocine. Por ejemplo, si preparamos un pollo al horno con cítricos, no estaría de más pensar en un vino blanco como acompañante.
Como veis el maridaje al final no es una tarea muy complicada, si nos dejamos ayudar por estas reglas. Pero la regla más importante que hay que tener en cuenta, es que el vino sea del agrado del comensal.