Aprovechando la visita al País Vasco de este fin de semana, decidimos pasarnos a ver a nuestros amigos de Iparragirre Sagardotegia, para comprobar que tal iba su nuevo proyecto turístico, que os adelantamos en Marzo.
Pudimos comprobar que el museo estaba completamente montado, con piezas algunas muy antiguas. Un museo, que seguramente, vaya creciendo con piezas nuevas, pero en el que pudimos ver, por donde entraban las manzanas antiguamente, como las estrujaban para hacer el zumo que pasa a fermentar, el embotellado. Nos explicaron el proceso que se seguía, antes mucho más manual que ahora.
Nos llamó la atención, uno de los elementos, que servía para recoger la manzana del suelo. A simple vista, podría parecer que se utilizaba antiguamente, pero tal cual nos contaron, todavía se recogía la manzana así. Constaba de una cesta de madera, un palo con un clavo en la punta. De esta manera, se pinchan las manzanas, y al golpear el palo contra la cesta, estas caen dentro. Un método muy manual, pero que permite controlar mejor la calidad del producto.
Como el edifico es un caserio con cientos de años de antiguedad, y que ha ido pasando de generación en generación dentro de la misma familia, conservan verdades joyas, muebles antiguos, una estrujadora de las primeras que se utilizaron, o incluso alguna viga de madera de los siglos XVI o XVII.
También estaba completamente lista su sala de cata, donde nos comentaron que ya había realizado alguna cata de sidras. Una sala de cata con diversas mesas altas, con su escupidera en medio.
Pero la visita a Iparragirre Sagardotegia no acabó ahí. Pudimos degustar su nuevo menú. Para los amantes del menú sidrería, siguen teniendo esta opción, pero disponen de una carta más amplia, donde se pueden encontrar productos con sello de calidad y de caserío. Un menú en el que podemos encontrar, verduras de la huerta, pollo de corral, guindillas de Ibarra, o la famosa chuleta de ternera a la brasa. Todo ello acompañado de la mejor sidra, en esta ocasión embotellada, debido a la dificultad de mantener la calidad de la sidra en sus kupelas.
Salimos encantandos, por poder disfrutar de un menú diferente, en un ambiente de sidrería, en medio de la naturaleza, pudiendo aprovechar las horas de sol, para disfrutar de las montañas y arboles que rodean el lugar. También aprendimos mucho con la visita al museo.
Esperamos que este nuevo proyecto les salga tan bien como esperan nuestros amigos de Iparragirre Sagardotegia, y os animamos a todos los que os acerqueis al Paías Vasco de turismo, a hacer una parada en Hernani, para visitarlos. La visita no os dejará indiferentes.