La semana pasada tuvimos la suerte de probar un vino blanco muy especial de las Bodegas Martín Códax, de la Denominación de Origen Rías Baixas. Se trata de Vindel 2012, un albariño diferente, pero que mantiene parte de ese carácter tradicional de los vinos de la zona, y del que sólo han elaborado unas 3.000 botellas.
Como cada vez que abrimos un vino para acompañar una comida, en primero lugar realizamos una pequeña cata. Vindel 2012, presentaba un color amarillo intenso, muy limpio y brillante. En nariz, resulta complejo, destacan los aromas frutales, como manzana o membrillo, junto con aromas especiados y dulces. En boca es fresco, amplio, ligera acidez y con sabores frutales que se mantienen en la fase retronasal.
Para acompañar a Vindel 2012, en esta ocasión decidimos experimentar un poco. Escogimos comida japonesa, compuesta por sushi y yakisoba de pollo y verduras. De los dos platos, el sushi es el que mejor se adaptaba al vino, en cambio el yakisoba, hacía que la acidez del vino se incrementara predominando por encima de la fruta. Por eso en esta ocasión el experimento realizado no tuvo el éxito esperadp, y el resultado fue un maridaje poco adecuado. De todos modos, el sushi si nos parece un plato adecuado para acompañar este vino.
Pese al negativo resultado del maridaje, podemos asegurar que Vindel 2012, es un gran vino, y que resulta muy buena compañía de una comida con sabores suaves y no muy expeciadas. Quizá el precio de este vino sea un poco elevado (alrededor de 30€ la botella), pero si tenéis que elegir vino para una ocasión especial, o una comida importante, Vindel 2012 debería ser una opción a tener en cuenta. Y si no se da el caso, también podéis daros un capricho con un vino especial.